o adeus do RABIRRUBO
coa
cor murcha da cantiga sen xeito,
peneirando os reflexos nos vidros
e o
rabirrubo
non
para quedo no tellado,
farfallando historias a medias,
que lle aprenderon os pardais.
Íanse
os anxos,
baleiras as ás,
esparexendo o esterco.
Na
parede, na que voan as sombras,
hai
mensaxes fatas, que se rexeneran
a cada paso dos seus voos.
Por
riba dos montes trae o vento
o
muxido xordo do mar, movendo
os mastros tolos das árbores
na galerna da noite.
Veu
a choiva fría de leste
quedarse no val
e o
sol xa se foi dos ollos dos cabalos,
fillos do vento.
Cando chove abren as raiolas
as portas doutros mundos
no espello das pucharcas,
onde voan os pombos azuis.
Deiche a man coa miña alma,
marchei singrando o teu sorriso.
“Rabirrubo”
(Rabirrubio)
Colirrojo tizón
Phoenicurus ochruros
RABIRRUBO
(Colirrojo
tizón)
el
adiós del RABIRRUBO
Fruslerías
adornan las ventanas por fuera
con
el color seco de la cantiga al desgaire,
tamizando
los reflejos en los vidrios
y el colirrojo no se está quieto en el tejado,
farfullando
historias a medias,
que
le enseñaron los gorriones.
Se
van los ángeles,
vacías
las alas,
extendiendo
el estiércol.
En
la pared, en la que vuelan las sombras,
hay
mensajes necios, que se regeneran
a
cada paso de sus vuelos.
Sobre
los montes trae el viento
el
mugido sordo del mar, moviendo
los
mástiles locos de los árboles
en
la galerna de la noche.
Vino la lluvia fría del este a quedarse en el valle
y
el sol ya se fue de los ojos de los caballos,
hijos
del viento.
Cuando
llueve abren los amaneceres
las
puertas de otros mundos
en
el espejo de las charcas,
donde
vuelan los pombos azules.
Te
di a mano con mi alma,
marché,
navegando en tu sonrisa.